Durante los primeros siete a diez días de vida, los ojos del cachorro recién nacido permanecen cerrados. Sin embargo durante ese tiempo, los cachorros duplican su peso de nacimiento y son cada vez más activos.
Como regla general, cada cachorro en una cría debe aumentar aproximadamente su peso de nacimiento cada semana durante la etapa de lactancia o amamantamiento (la primera semana puede ser levemente inferior a esto y las últimas semanas puede ser superior).
Si bien la mayoría de las hembras son excelentes madres, algunas madres nerviosas o poco atentas pueden requerir especial atención para ayudarlas a calmarse y a aceptar a sus nuevos hijos. Esto puede requerir trabajar con la madre y/o los cachorros y colocar a los cachorros cerca de los pezones a la hora de alimentarse.
Los cachorros que no se amamantan bien pueden ser de tamaño más pequeño, inferior temperatura corporal y menor peso.
Manipular a los cachorros rutinariamente dará la oportunidad de verificar su condición y progreso, si bien una excesiva manipulación puede resultar tensionante para la madre y los cachorros y debe evitarse.
La presentación típica de un cachorro al alimento sólido (alrededor de las 3 o 4 semanas de vida) por lo general implica que el cachorro juegue con el recipiente de alimento de la madre y lama el alimento seco humedecido de sus patas.
El tránsito de cachorros tenderá a compactar el alimento, por lo tanto se debe considerar revolver la dieta compactada u ofrecer cantidades frescas periódicamente .
A las seis semanas de vida, la mayoría de los cachorros están listos para el destete.
Si han comenzado a ingerir alimento sólido del plato de la madre, no es inusual que los cachorros mismos comiencen a destetarse a las cuatro o cinco semanas aproximadamente.
Los requerimientos de nutriente para mantener el crecimiento y desarrollo normal de los cachorros son mayores que los de un perro adulto. Por esta razón, se recomiendan las dietas nuticionalmente completas y balanceadas diseñadas para el crecimiento y la reproducción o para todas las etapas de la vida.
No se necesita ningún complemento adicional como vitaminas, minerales, carne u otros aditivos.
La capacidad del estómago de un cachorro no es lo suficientemente grande como para retener el alimento suficiente en una sola ingesta.
A fin de proporcionar el requerimiento diario de nutrientes necesarios, los cachorros jóvenes deben recibir alimento por lo menos tres veces por día hasta que sus requerimientos de alimento, por kilo de peso corporal, comiencen a nivelarse a medida que maduran.
Los horarios de alimentación pueden reducirse a dos veces por día cuando los cachorros tienen entre cuatro y cinco meses de vida y a una vez a los ocho meses o más.
En todo momento deben tener agua fresca en un recipiente limpio. Al igual que con las hembras preñadas, el alimento seco puede humedecerse con agua tibia para alentar su ingesta.
También se puede emplear leche para humedecer el alimento, sin embargo, demasiada leche puede actuar como laxante y causar problemas digestivos en algunos cachorros y perros adultos.
A un cachorro se le debe dar una hora para que coma, después de este tiempo la porción que no comió debe tirarse. El alimento seco humedecido o el alimento en lata a temperatura ambiente puede perder el sabor e incluso pudrirse si se lo deja por varias horas.
Se recomienda establecer hábitos de alimentación rutinarios alimentando al cachorro en el mismo lugar y a la misma hora; esto puede ayudar a acostumbrar al animal a excretar en un sitio determinado.
No se recomienda ofrecer alimentos para seres humanos de la mesa porque los alienta a pedir y puede crear un animal con conductas alimentarias selectivas.
De hecho, se ha demostrado que el exceso de complementos es perjudicial para el adecuado desarrollo de cachorros jóvenes en crecimiento.
La cantidad de alimento ofrecida a un cachorro variará según su tamaño, actividad, metabolismo y ambiente.
No se debe permitir que los cachorros tengan sobrepeso. Un cachorro con sobrepeso no sólo presenta una pobre apariencia, sino que el exceso de peso puede causar anormalidades en los huesos.
Si parece que un cachorro está engordando demasiado, se debe reducir su ingesta de alimento.
Si parece que un cachorro es demasiado delgado y no existen problemas de salud, se debe aumentar su ingesta de alimento.
Siempre que los dueños tengan preguntas o preocupaciones sobre la condición física de sus animales, deben consultar a su veterinario.
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