La ansiedad por separación III

Este artículo explica cómo debemos actuar cuando nuestro perro llora al quedarse solo en casa, a la vez que recordaremos otros aspectos ya explicados en anteriores artículos sobre la ansiedad de separación.

Conviene recordar lo dicho en artículos anteriores sobre este tema, comprobando que nuestro estado no sea de preocupación porque vamos a dejar a nuestro perro solo por un tiempo, y aceptando que al fin y al cabo se trata de un gesto normal en nuestro beagle, por sus lazos con la manada.

Dicho esto, hay que salir de casa siguiendo nuestra rutina y sin hacer ningún tipo de despedida a nuestro cachorro, le indicaremos que se vaya a su canasto, al sofá,…. al sitio que le tengamos permitido estar con más comodidad, y nos iremos por unos minutos.

Si nada más cerrar la puerta escuchamos sus llantos, desde el otro lado de la puerta le reñiremos y le diremos que se vaya a su canasto. Justo cuando notemos que se calla, entraremos y no le haremos caso ni saludaremos. No estamos actuando con crueldad, estamos actuando como líderes y educándolo para que aprenda que cuando salimos SIEMPRE volvemos.

Es importante NO abrir la puerta y entrar mientras esté ladrando o llorando, pues eso reforzaría su ansiedad, hay que esperar siempre a que esté callado. La próxima vez esperaremos un poco de más tiempo antes de entrar, así hasta que salgamos del edificio, y procurando que no nos vea desde ninguna ventana.

Muchos perros llegan a asociar nuestra salida con el ruido de la puerta de nuestra casa al abrirse y cerrarse, y por tanto a partir de ese momento ya se ponen ansiosos. Recomiendo que en casos así el primer ejercicio sea el de indicarle que se vaya a su canasto (en un lugar desde el que no vea la puerta), para acto seguido abrir la puerta de la calle y cerrarla, simulando que nos hemos ido, pero permaneciendo dentro. Es muy probable que nuestro perro salga de su canasto para irse dirección a la puerta, así que le corregimos y le ordenamos que regrese a su sitio. Intentaremos más veces hasta que estemos seguros que se queda en su sitio al oir la puerta. Ese habrá sido nuestra primera victoria para ayudarle en su ansiedad.

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